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15/10/09

BARRICADA 1982 -1985: LOS PRIMEROS AÑOS, LOS PRIMEROS PELDAÑOS

ESCRIBIRÉ ALGUNA CANCIÓN PARA OLVIDAR QUE HOY ES COMO AYER, ¡NO, NO! “¿Por qué esperar una señal?” Así empieza La silla eléctrica, canción que abre Noche de rock & roll, primer disco de Barricada. He ahí la primera frase de su primera gran canción, significativa pregunta en toda regla; y no, nadie sabe cual fue la misma, la señal que animó a Enrique Villarreal, el legendario Drogas, a liar la que lió. Ni si la esperó durante mucho tiempo. Eso sí, tal vez podamos encontrar algunas pistas sobre ella en la parte final del enunciado que nos ha servido para subtitular estas líneas: olvidar que hoy es como ayer, tal y como dice el mismo. Combatir el aburrimiento, el hastío del día a día, algo que a buen seguro buscó el Drogas tras volver de su tormentosa mili, en puertas de las Navidades de 1981, con 48 kilos de peso e ingreso en el hospital incluido. Tal vez ahí, en la desesperación plasmada en dicha frase, extraída del tema Alambre de espino y traducida en unas irrefrenables ganas de hacer algo, lo que fuera, con tal de romper la rutina. La sensación de que la vida fuese sólo una anodina sucesión de días. Llegados a este punto, ¿cómo tratar de romper eso, la criminal rutina? ¿Cómo escapar de la misma? Escribiendo sobre ello, tal vez. Dándole forma de canción. Así las cosas, he aquí la misma, la señal: en vez de esperarla sentado, ponerse en marcha y actuar, nunca mejor dicho; ¿por qué seguir a la espera? Formar una banda de rock & roll, y dicho y hecho. Estamos en los primeros meses de 1982, el Drogas ya ha abandonado el hospital, y lo ha hecho con una idea clara en la cabeza: la que le llevaría a la creación de Barricada, auténtica señal para tantos y grupo que disco a disco, peldaño a peldaño, con el tiempo acabaría haciéndolo todo en el rock & roll.


ENFUNDADO EN MI CAPA LLEVO HARAPOS EN LA PIEL Para el firmante de estas líneas hablar de los primeros años de Barricada es hacerlo de tiempos que arden, de adolescencia. De hormonas social y políticamente revueltas: y tanto de las mías como de las del incipiente grupo, ambos tras la línea de salida ante el verdadero pistoletazo hacia de la vida. Asimismo, hablar de Barricada es hablar de Radio Paraíso, emisora pirata decana y verdadero epicentro de agitación de Pamplona que, en la primavera de 1983, tras uno de sus primeros txapes –como se denominaba a sus cierres-, tuvo a bien organizar unos conciertos que alterarían sustancialmente mi forma de encarar la existencia. El primero de ellos llevó hasta el Paseo de Sarasate a Tubos de Plata, Pabellón Negro –con Alfredo Piedrafita en sus filas a las guitarras- y La Polla Records -en una de sus primeras actuaciones-, y el segundo, celebrado a la semana siguiente, a Motos y Barricada, grupo integrado por el Drogas, Boni, Sergio y Mikel. Eran los tiempos de la famosa capa de Enrique y de canciones como Vagabundo, Perros de presa –posteriormente Algún día rodará tu cabeza- o Niños de papá, y qué terremoto el presenciado: y es que todavía nos sacude un tembleque al recordarlo, nunca habíamos visto nada igual. Qué primera vez aquélla. Qué bautizo de rock. Indefectiblemente, la señal no sólo se había producido, sino que por sí misma había tomado cuerpo, sirviendo de aviso para los presentes de que algo estaba ocurriendo. Una vez dado el aldabonazo, la misma pronto se materializaría en nuevos conciertos, como el que en Junio de dicho año protagonizarían por primera vez en el Pabellón Anaitasuna junto a la Polla y Ángeles del Infierno, en lo que iba a ser la puesta de largo de Noche de rock & roll. Pero el disco no se llegó a presentar porque no salió a tiempo.

PON ESA MÚSICA DE NUEVO: ESPERO QUE MI CADÁVER OS ENSEÑE A NO LLORAR... Dicha presentación, finalmente, tuvo lugar en dicho recinto meses después, junto a Derribos Arias y Kontuz Hi!, deparando además la de un nuevo guitarrista: el ex Pabellón Negro Alfredo en sustitución de un Sergio Osés alejado del grupo por el servicio militar; en esa ocasión no vimos a la banda, la cual, a principios de Abril de 1984, perdería para siempre a Mikel Astráin, su batería, tras sufrir un derrame cerebral. Tras el golpe, la formación se recompuso con la entrada de Fernando Coronado, presentado en público en el concierto-homenaje a Mikel realizado en el frontón de Huarte, su localidad natal. Donde sí que los vimos, además de en dicho pueblo, fue en Barañáin (donde nos sorprendieron con una curiosa versión de Solamente una vez, el inmortal bolero, incluido en el CD Rarezas), en el parque de la Ciudadela de Pamplona, junto con La Polla Records nuevamente, o en la Plaza del Ayuntamiento de Iruñea, donde en vísperas de las Navidades de ese fructífero 1984 nos ofrecieron otra impagable versión, de Burning, en este caso, dedicada al por entonces alcalde de la ciudad Julián Balduz: Qué hace un alcalde como tú en un sitio como éste; ya en 1985, actuarían dos veces en el Anaitasuna en verdadero loor de multitudes: en febrero, junto a Malos Tratos y Burning (presentando Barrio Conflitivo) y en Junio telonendo a Rosendo. Entre dichas actuaciones aún hubo más, como las ofrecidas en la Plaza del Castillo, donde sonó por primera vez Okupacion, o en fiestas de la Txantrea, abriendo dichos conciertos, como tantas veces en aquellos años, con dos canciones grabadas a fuego en el disco duro de la banda: Aprieta el gatillo, de Cicatriz, y Pakean utzi arte, de Hertzainak, grupo con el que en los años siguientes coincidirían unas cuántas veces en el Anaitasuna: visto lo visto, su escenario de cabecera dicho pabellón; como el viejo Sadar para Osasuna.


1986: A PECHO DESCUBIERTO: NO HAY TREGUA... NI VUELTA ATRÁS Hasta aquí la radiografía de los primeros años de Barricada; nuestro viaje por sus primeros discos, por los primeros peldaños de una carrera hecha a pecho descubierto, sin tregua. Y siempre al rojo, entrando a matar. Haciendo de cada noche el mejor de sus días, viviendo su pasión por el ruido por instinto, a toda velocidad: Písale. O a toda máquina, como más le gusta decir al Drogas. Eso sí, ¿tan fácil? No, difícil también en ocasiones, toda vez que el camino no siempre fue de rosas. Además, como dice otra de sus canciones, cuesta un gran esfuerzo mantenerse sin caer. Y es que, como en cualquier gran carrera que se precie, también hubo problemas, situaciones límites y patinazos. La araña. Invierno, Insolencia; e historias paralelas (La Venganza de la Abuela, In Vitro, banda fundamental toda vez que en ella se conocieron Alfredo e Ibi, baterista desde 2003 de Barricada) felizmente rematadas por la posterior resurrección de la banda, a una con el nuevo siglo: Acción directa con sabor genuino. Pero esto ya es otro cantar.

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