MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

24/5/11

CRÍTICAS DE MAYO: KENZAZPI, LA FUGA, FERNANDO HUEVOS COLGANDO, BERRI TXARRAK, THE SPARTEENS...


En clave de ‘revival’ y guateque

Concierto de The Sparteens

Fecha: sábado, 14 de mayo.

Lugar: AKE, Txantrea.

Intérpretes: The Sparteens, formación presentada por Charlie Nigles, animador y maestro de ceremonias, e integrada por Maribel de Iriarte, a la voz, Douglas Nightingale, a las guitarras, Sardock Klein, a la batería, Thommy Sixteen, al bajo, Jay Lion, al órgano, Annelise Bigranch, a los coros, Adame Valeyroad, al saxo alto, Sha-Sha, al saxo tenor, y Jane Paluard, a la trompeta.

Incidencias: Concierto de presentación de Grandes éxitos del ayer, primer CD de la banda; hora y 20 minutos de duración, bisse aparte. Muy buena entrada, lleno. Público muy participativo que cantó y, principalmente, bailó.

The Sparteens compareció el sábado en AKE, y lo hizo protagonizando un colorista guateque en todos los sentidos, por medio de su actuación. Una auténtica fiesta ye yé apoyada en la representación musicada de grandes éxitos de otros (con especiales paradas en el rock vasco de los 80) original y magistralmente reconducidos hacia el twist, el boogie-woogie o el charlestón.

En medio de un ambiente totalmente propicio para ello (cosa de la bola de espejos que giraba en el cielo del local, los globos de colores que lo adornaban y de la música pinchada en los prolegómenos de la actuación), la multiformación, elegantemente trajeada para la ocasión; con algunos de sus integrantes luciendo incluso cortes de pelo al estilo de los años 60, ofreció en éste, su particular viaje a dicha década, temas tan legendarios como el Txus, de La Polla o, a manera de declaración de intenciones más general, God save the Queen, de Sex Pistols, antes de continuar la revisión de hits de bandas del país con Delirium Tremens (grande, Ikusi eta ikasi) o incluso echando mano del repertorio de Kuraia, realizando toda una incursión en los 90.

Pero, como en cualquier guateque digno de tal nombre, además de música, bebida para todos y algo de comer (que lo hubo, damos fe), también hubo un recuerdo para, dicho en el lenguaje de la época, las lentas (las más esperadas en aquellos años, por cierto), plasmado con la interpretación de In bloom: irreconocible canción de Nirvana –a priori- que, con desenfadado y convenientemente emparejados, puso a los presentes a bailar. Bueno, tan irreconocible como el Ez da berdin, de Hertzainak, tema que sonó acto seguido y al que siguieron dos de los triunfadores de la noche, Zu atrapatu arte, de Kortatu, y Jotake, de Su Ta Gar, antes de terminar con Bagaré: composición no incluida en el vitamínico CD del grupo y que trajo consigo una de las anécdotas de la velada, la salida de parte de la banda del escenario haciendo cadeneta, enganchándose a la misma la práctica totalidad del público; quedando conformada así, de este modo, una animadísima cadeneta que incluso llegó a salir a la calle, en aras de lograr desarrollarse con esplendor. ¿Más anécdotas? El concurso de twist celebrado en la recta final bajo las notas de un más que animado y genuino tema instrumental… y una sorprendente lluvia de globos y confetis.

Procedentes de Iparralde, The Sparteens acercaron a este lado de la muga su original hecho musical, iniciativa que, de cara al inminente verano, debería ser tenida en cuenta por comisiones de fiestas y organizadores de eventos musicales de todo tipo. Una propuesta anclada en la reinvención de grandes éxitos de ayer y de siempre en la que latió de fondo lo siguiente: un sentido homenaje a unas canciones y a una época. A unas canciones que, se quiera o no, marcaron época… y más. A unas composiciones que, como la práctica totalidad de las citadas, continúan haciéndolo en nuestros días, luciendo en AKE más que como versiones propiamente dichas como frutos de una interesante reconversión, llevada a cabo por The Sparteens de forma tan curiosa como atrevida. En clave de guateque y de revival, de modo realmente original.


Crisis, ¿qué crisis?

Concierto de Berri Txarrak

Fecha: viernes, 13 de mayo.

Lugar: sala Tótem, Atarrabia.

Intérpretes: Berri Txarrak, trío integrado por Gorka, a las guitarras y a la voz, David, al bajo y a los coros, y Galder, a la batería. Como teloneros abrieron Cápsula.

Incidencias: Hora y 10 minutos de duración, bises aparte. Buenísima asistencia. Público con importante presencia femenina que, mayoritariamente joven, se mostró muy participativo.

Tras recalar en más de cien escenarios de 17 países diferentes, la gira de presentación, de despedida actualmente –más bien-, de Payola, triunfal último CD de Berri Txarrak, se detuvo nuevamente en Tótem, saldándose la nueva visita con otra espectacular entrada: a pesar de factores como la coincidencia con otros eventos (dicho viernes, por ejemplo, en la sala Movie actuaba Sho-Hai en su primera visita a Iruñerria) o de la crisis: visto lo visto, al igual que asuntos como la piratería o las descargas, nos tememos que perfectos paraguas frente a particulares tormentas, en muchas ocasiones.

La música en vivo arrancó con el imponente directo del primer power trío de la noche, los bilbaíno-argentinos Cápsula, quienes llenaron de aguerrido rock & roll su tiempo como si les fuera la vida en ello. Con unos pildorazos de rock que, de cierto regusto setentero, sin grietas ni fisuras, sonaron estridentes, sin concesiones. Y tras su pase, ante una sala en estado de ebullición, perfectamente caldeada; bajo un ambiente de gala y una gran expectación, la renovada formación de Berri Txarrak a hacer lo que mejor ha demostrado saber hacer desde siempre: darlo todo sobre los escenarios.

Entre espectaculares y vistosos juegos de luces, el concierto arrancó con Gelaneuria, tema rescatado del celebradísimo Jaio.Musika.Hil al que, enlazados, siguieron dos extraídos de Payola, antes de regresar al CD en primer lugar citado para poner a la sala a botar con Kezkak. Acto seguido, tras saludar Gorka a la concurrencia, la actuación prosiguió orbitando principalmente sobre temas de dichos dos álbumes, repasando pesos pesados como los que les dieron sus respectivos títulos antes de, con la banda transmitiendo en todo momento la pulsión propia de los grandes acontecimientos, detenerse en otras canciones, como Ez dut nahi o Min hau, reunidas en el referencial recopilatorio Denak ez du balio. ¿Más temas a destacar? Liluraren Kontra (versión homenaje a Mikel Laboa), Oreka (con el que la noche alcanzó uno de sus clímax), Maravillas (todo un símbolo y un himno de nuestra arrebatada memoria histórica) y, ya en los bises, entre cuantos sonaron, Stereo, celebrado y cantado una vez más por todos con verdadera rabia.

Berri txarrak regresó a Tótem año y medio después de su última vez, y llenando nuevamente dicha sala, demostró que no hay quien les pare: ni tan siquiera la crisis, que a otros tanto parece afectar; ¿por qué? Por una razón más que evidente, porque ellos, Berri Txarrak, no están en crisis. Porque la denominada crisis, en el ámbito puramente artístico, creemos que sólo afecta a quienes la llevan en su ser. A quienes están en crisis en sí o de por sí y poco tienen que decir, como delatan sus grabaciones o comportamientos dentro o fuera de los escenarios: sólo así nos explicamos que, pese a la que está cayendo, haya artistas que consigan llenar; y es que, en caso contrario, nadie lo lograría. Además, pese a los cambios de músicos afrontados por Berri Txarrak y los quiebros y regates estilísticos protagonizados por la banda canción a canción, disco a disco, el trío no está en crisis porque cuenta en sus filas con el antídoto perfecto contra ella: el talento y la perenne inquietud artística de Gorka Urbizu, el músico que más lejos ha llevado el euskera (empleando dicho idioma desde los albores de su carrera, en Nahi Ta Nahiez) y políglota total desde el prisma musical, habida cuenta del excepcional dominio demostrado a la hora de expresarse en cualquier estilo. Y mientras Gorka no esté en crisis, Berri Txarrak no lo estará. Así pues, ¿crisis? ¿Qué crisis, en verdad?


Optimismo, esperanza, vida

Concierto de Kenzazpi

Fecha: sábado, 7 de mato.

Lugar: Auditorio Baluarte, Iruñea..

Intérpretes: Kenzazpi, banda integrada en directo por Eñaut Elorrieta, a la guitarra acústica, eléctrica, y a la voz, Beñat Serna, a la guitarra eléctrica, Igor Artzanegi, al bajo, Iñaki Zabaleta, a los teclados, y Ion Fresko, a la batería.

Incidencias: presentación de Ortzemugak Begietan, nuevo CD de la banda. Hora y 40 minutos de duración, bises incluidos. Buena entrada, público mayoritariamente joven y femenino que se mostró participativo.

En una jornada, la del pasado sábado, marcada por la omnipresencia de la música en directo, Kenzazpi presentó en el corazón de Iruñea su sexto trabajo, y lo hizo en un marco totalmente acorde con la elegancia y la grandeza de sus canciones. Con el esplendor tanto en lo referido a la esencia como a las formas, radiantes, de cuantas composiciones sonaron sobre el escenario por excelencia de la vieja capital vascona, el de Baluarte.

La actuación arrancó con temas de Ortzemugak Begietan como Ihes betean, Eta azkenak hasiera o, claro está, Hegoak astindu, ofrecido en primer lugar después de que los músicos, tras acceder a las tablas bajando por la escalera central de la sala, ocuparan sus puestos; brindado con proliferación de mariposas aleteando desde la original pantalla metálica de fondo… y revoloteando igualmente, desde ya, por los corazones; por los emocionalmente predispuestos espíritus de los presentes. Bueno, y al igual que todos los temas llamados a sonar, en medio de un más que brillante espectáculo de luces. De un espectacular derroche de arte luminotécnico erigido alrededor de los móviles y de una original pantalla de fondo que, formada a partir de once chapas metálicas perfectamente entrelazadas (cual si de piezas de un rectangular puzzle se tratase), cobró vida ya acogiendo diferentes proyecciones, ya mediante el hacer de juguetonas y coloristas fluorescentes. Acto seguido, encontraron su espacio dos referenciales temas del álbum Argiak (uno de ellos, Gernika, bajo inquietantes haces rojos, un cielo igualmente rojizo y el ensordecedor volar de aviones de guerra sobre las aterradas caras de víctimas de las bombas, en claro homenaje a los bombardeados de ayer y de hoy en cualquier parte del mundo), alcanzando el clímax la elegante intensidad musical y la intensa y colorista elegancia –en todos los sentidos- desplegada por medio de la interpretación de pesos pesados de ayer, de ahora y de siempre como Ilargia y Zenbat min. (brindados por Eñaut y Beñat a las acústicas, conformando un medley que buscó y encontró la respuesta de los presentes), Malen (con significativas imágenes de fondo de viajes obligados a través de la noche), Gutuna o Haizea, ofrecida después de que Eñaut, y el público, a requerimiento de éste, entonara el Txoriak txori del patriarca Mikel Laboa. ¿Más temas a destacar? Bihar (con Eñaut, micro en mano, recorriendo el patio de butacas de arriba abajo), la reflexiva, emocional y cargada de optimismo Itsasoa Gara (última en sonar) y, ya en los bises, el también nuevo Hemen gaude o el ya clásico Zapalduen olerkia, último en sonar.

Tras hacerlo en los últimos diez años en recintos tan distintos como las txoznas sanfermineras, el pabellón Anaitasuna, el teatro Gayarre o la sala Tótem, Kenzazpi, uno de los pilares imprescindibles del actual rock euskaldun, puso el pasado sábado su particular pica en Baluarte, con este concierto: último de los concebidos para ser ofrecidos en teatros por Kenzazpi puro presente y futuro desde el mismo día de su fundación y una y siete veces grande, a tenor de lo visto. Del espectáculo en todos los órdenes presenciado el sábado… y siempre, en líneas generales. De la fuerza, vitalidad y magnetismo de ese embriagador power rock que, de lo más melódico y cada vez más elaborado e intenso, una vez más, cautivó y noqueó a un tiempo a los asistentes.


Ganas en busca de raíces

Concierto de La Fuga

Fecha: sábado, 7 de mayo.

Lugar: sala Tótem, Atarrabia.

Intérpretes: La Fuga, banda formada actualmente por Pedro, a las guitarras y a la voz, Nando, a las guitarras, Raúl, al bajo y a los coros, y Edu, a la batería. Como teloneros, abrieron noche No Te Va a Gustar.

Incidencias: presentación de Raíces, nuevo disco de La Fuga. Varios centenares de personas. Hora y ½ de duración, bises aparte.

Con renovada formación, La Fuga presentó su primer CD de su nueva etapa como banda, y lo hizo por medio de un concierto sorprendentemente rockero. Muy rockero y guitarrero, con el cuarteto tocando con ganas y con rabia –incluso-, como si tuviera algo que demostrar. Y sí, lo tenía. Y así lo hizo y lo contamos, damos fe: sin ejercer de abogados de nadie (lo nuestro es hablar de bandas, no de bandos) ni pretender jugar a poner una vela a Dios y otra al diablo. En cualquier caso, derrochando rock & roll como nunca anteriormente habíamos visto hacer a la formación original y convenciendo a los presentes.

La velada arrancó con los uruguayos No Te Va a Gustar, banda que hizo malo su nombre con su pase, erigido sobre una pop-rockera mixtura estilística de evidente denominación de origen latina. Y sí, gustaron; lástima que dicha noche todos los ojos tuvieran otros objetivos: Pedro Fernández y la banda por él actualmente liderada.

Tras abrir fuego con Gripado Corazón, puerta de entrada de Raíces, pronto sonó Buscando en la basura, tema que, al igual que los extraídos de anteriores álbumes de la banda, se nos antojó un tanto extraño, cantado por Pedro; lo mismo que Majareta (primer peso pesado en sonar) o El manual –en este arranque-, composiciones que, bajo un sonido no muy bueno (los teloneros, en verdad, sonaron mejor) se fueron sucediendo sin ser coreadas con excesiva euforia por los presentes: por un público en el que destacó la importante presencia de mujeres… tanto como la ausencia de rockeros: tal vez porque Raíces es muy light, en lo que a sonoridad rockera respecta. Y así, de este modo se desarrolló la velada, con la banda desgranando himnos de sus días más gloriosos entre algunos temas de Raíces, canciones estas últimas que, como la así titulada, Espinas de cristal (ofrecida por Pedro y Nando, acústicas en ristre) Ganas o Arde el viernes, cantada por Iker Piedrafita, pasaron sin mayor pena ni gloria, en lo que a efervescencia suscitada respecta: dicho esto sin la menor animadversión hacia nadie, como todo lo que, andándonos con pies de plomo –más que pasando necesariamente de puntillas-, estamos escribiendo. Y ello a pesar de que, en clara contraposición con la producción de dicho Raíces, las mismas, al igual que las restantes, sonaron rabiosamente rockeras. Construidas sobre bases netamente rockeras, plasmadas por las guitarras de forma demoledoramente rockera y adornadas por unos coros, qué grande Raúl, eminentemente rockeros, ofreciendo unos entregadísimos Nando y Pedro electrizantes duelos de guitarras y, el primero, incluso un solo facturado como si estuviese siendo examinado: algo que, en parte, sí lo fue, para qué nos vamos a engañar. Y si no por la totalidad de los presentes, sí a priori, por algunos, el arriba firmante incluido, por las razones esgrimidas relativas al nuevo disco.

La Fuga pasó por Tótem, digámoslo sin paños calientes, mostrando sus actuales cara y cruz: poniendo de manifiesto que en sus conciertos, actualmente, hay ganas y mucho rock & roll (no estando gripado su directo para nada), y que, al igual que en la vida real, cuando hay divorcios de por medio, todos salen perdiendo. Demostrando en su caso haberse dejado por el camino, además de dos antiguos miembros, casi todo su tirón -a tenor de la entrada cosechada-, siendo esto, recuperarlo, su actual asignatura pendiente. Ganas y búsqueda de sí mismos aparte, a ver cómo les van las cosas.


Chispa, espíritu, personalidad

Concierto de Fernando Huevos Colgando

Fecha: jueves, 12 de mayo.

Lugar: Terminal, Iruñea.

Intérpretes: Fernando Huevos Colgando, banda integrada por Fernando, a la voz, al bajo y a las guitarras, Migortxo, a la voz, Pete, a las guitarras, a los coros y al bajo, y Fucking Porres, a la batería.

Incidencias: presentación de El mundo hez, primer CD de la banda. 45 minutos de duración, bises aparte. Público participativo, asistencia bastante buena.

No han inventado nada; pero en el punk no es obligatorio inventar nada. Al menos en lo que a sostén musical del asunto se refiere. A que la cosa no se caiga tras la primera escucha. No es obligatorio ni necesario. Lo que se precisa básicamente es mostrarse tal y como se es y, personalidad, estado de gracia y algo de inspiración de por medio, dar con la tecla adecuada a la hora de escribir letras, demostrando no ser una mera caja de resonancia. Tener cierta capacidad para contar historias, más allá de reproducir proclamas. Pues bien, Fernando Huevos Colgando posee dichas mimbres, siendo el primer grupo de orientación punk de cuantos han surgido en Iruñea desde Lendakaris Muertos que, con sus canciones, nos ha hecho esbozar una sonrisa. Cómplice, la misma.

Elegantemente trajeados los vocalistas del cuarteto (es un decir: a lo Siniestro Total de los 90), el grupo, integrado por componentes y ex componentes de bandas locales como DKuajo, Mister Moshing y Asto Pituak, ofreció un visto y no visto concierto erigido sobre los temas de su primer disco, destacando entre los mismos Politxinela (cuplé policial –en palabras de Fernando- súper irónico y festivo, reescrito, ingeniosa función lírica mediante, sobre uno de idéntico título de Sara Montiel), el hit S.G.A.E. in the water, Trepalari´s rock (en clave de desenfadado rock & roll, con Bubi, de Banda Batzoki, a las voces), Nazí para partir cráneos (delirante versión del Mediterráneo, de Serrat, brindada en solitario por Fernando, guitarra en ristre, al más puro estilo Kabezabolo) o el inspiradísimo La ley de la gravedad, tocado histriónica pancarta naranja sobre el escenario pidiendo el voto para un popular partido -en el marco de una supuesta concentración de repulsa (suponemos que espontánea)-, al tiempo que los presentes coreaban el surrealista slogan que titula la canción. Unas composiciones construidas en casi todos los casos buscando, y encontrando, el primigenio espíritu del punk de ironizar, en aras de ridiculizar aquello que se pretende criticar. Unos temas que, de sonido y espíritu gamberro inequívocamente ochentero, convirtieron por momentos el Terminal en un gaztetxe, quitándonos unos cuántos años de encima y demostrando atesorar lo principal: ingenio y espíritu de transgresión, algo, en nuestros días, no al alcance de cualquiera; ¿por qué? ¿Tal vez porque quedara el nivel muy alto en los 80?

Fernando Huevos Colgando proclamó su buena nueva desde el púlpito del legendario templo del rock de Calderería, y lo hizo por las sendas del más correoso punk rock. De un género o degénero facturado y servido sin mayores pretensiones, tensiones ni prejuicios. Parodia de petición de bises incluida (y de los mismos, a la vista de en qué derivó la sesión), por los parámetros del punk más genuino que se puede escuchar ahora mismo en Iruñea; erigido sobre la irreverencia y la guasa, parodiando con gracia llegado el momento tanto la música de la gente bienpensante como su modo de vestir, quedando reflejado esto último dicho jueves, por ejemplo, en las americanas aparentemente fuera de contexto lucidas por tres de los cuatro músicos. Algo, lucir americanas convenientemente tuneadas, totalmente habitual en los albores del género, cuando las chupas de cuero traídas ex profeso desde Londres eran consideradas como parte del atrezzo de los denominados punkies de postal. Fernando Huevos Colgando, gracia, personalidad y actitud… Denotando y derrochando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

USTED ES EL VISITANTE Nº