MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

29/12/11

BEORLEGUI´N ROCK SUPERA LAS 40.000 VISITAS: CUENTO DE NAVIDAD DE REGALO!!



¡RUIDO PA´ LENCHERO! (REFLEXIÓN NAVIDEÑA EN CLAVE FUTURISTA) 

Rotxapea, año dos mil… y muchos, 24 de diciembre; los vecinos, gafas de sol y enormes gorras cubriendo sus cabezas, se agolpan en las calles para presenciar el desfile de uno de los suyos: el del “brother” o hermano denominado Lenchero, procesión organizada a imitación de la que sus antepasados conocieron bastantes décadas atrás, cuando arribaron a Pampilona, en honor al personaje conocido como Olentzero. El antiguo carbonero, encarnado por un lugareño borrachín (eso sí, oriundo de Latinoamérica, como la práctica totalidad de los rochapeanos de ahora), destila satisfacción en su puesto, moviéndose con majestuosidad en su carroza, puesto en pie; sin pipa en la boca (desterrado como acabó el tabaco, incluso de las calles), luciendo  una colorista gorra, contorneándose, moviendo sus rastas a ritmos de son, reggae, cumbia y merengue, al tiempo que, saboreando cuantas ambrosías le son acercadas (mojitos caseros y cerveza de alguna que otra litrona) responde a los saludos de los suyos. A unos vítores representados por gritos de “brother, brother” (en el caso de los proferidos por los más jóvenes, escoltando su paso desde pequeñas bicicletas biplazas) y ¡Papi! ¡Papito! o ¡Corasón! –en los de los lanzados por las mamis-, acompañados en cualquier caso de acompasados gritos de “eh,eh,eh,eh…” que, brazos al aire abiertas las palmas de las manos -siguiendo las indicaciones del speaker-, inclinándose rítmicamente al paso de Lenchero, resuenan, y cómo, en la calurosa noche. Siguiendo los mandatos del enfervorizado animador que, abrazado por dos mulatas, megáfono en ristre, arenga a la multitud desde una primera carroza. La que abre paso a tan festiva comitiva.  “Eh, brothers, ruido pa´ Lenchero!”, explota la voz del animador al tiempo que agita la mano libre de megáfono; “no oigo nada, ¡¡¡Ruido pa´ Lenchero!!! –insiste-, al tiempo que reparte tajadas de coco y vasos de piña colada entre el gentío. ¿Castañas, con el calor que hace? ¿Vino? ¿Cómo va a repartir eso? ¡Ni que se hubiese vuelto loco!

¿Calor, hemos dicho, estando en diciembre como estamos? Sí; cosa del cambio climático, uno más de los muchos cambios acaecidos en Pampilona en los últimos decenios. Y es que como consecuencia de factores como el señalado cambio climático, la emigración forzosa de casi todos los nativos tras la crisis económica que engulló al aparente primer mundo en la segunda década del siglo XXI y la imparable llegada de gentes de otras latitudes, acostumbradas a vivir en sus países realmente mal, en las postrimerías del siglo XXI muchas cosas han cambiado en la ciudad. Incluso su nombre original: así pues, en los hogares de Pampilona, por estas fechas, ya no se pone pino de Navidad, sino palmera o cocotero, y papeles como los de los Reyes Magos blancos de la cabalgata, los correspondientes a Melchor y Gaspar, ahora son representados por ciudadanos mestizos, tiznados sus rostros con talco. Pese a las protestas de la minoría de raza blanca, sector totalmente residual que sobrevive como puede; vendiendo quincalla, barato, barato, por los bares, en muchos casos. ¡Miradlos hoy, aprovechando la llegada de Lenchero, cómo trabajan a destajo! En fin, pero por lo menos estos, SSMM de Oriente, dentro de lo malo, no terminaron desapareciendo. Pese a que otras monarquías en apariencia más sólidas terminaran por hacerlo, como la del país de allende el Ebro. Peor les fue a antiguos colegas navideños suyos, como a los miembros de las asociaciones de “belenistas”, prematuramente disueltas (Su razón de ser, la Esteban y sus cristos, dejó de existir una dulce Navidad, tras una definitiva subida de azúcar) o a Papa Noel, eterno rival de los Magos, desaparecido tras la quiebra de Bocacola y El Porte Inglés. No, nada ni nadie ha escapado a tamaña oleada de cambios, habiéndose producido igualmente significativas novedades en los Sanfermines: siendo sus encierros corridos actualmente por bisontes o búfalos americanos, más que por atraer turismo yanki (de hecho, al igual que a los australianos, finalmente hubo que echarlos a todos) viendo que los citados animales se adaptaban mejor a las nevadas. Y es que en Julio ya se sabe. Bueno, o porque una vez suspendida la fiesta de los toros, estos se terminaran extinguiendo…

Pero eso ya es otro cantar, no nos vayamos de tema. Bueno, y ya puestos, no vayamos… a ningún lado más. Si acaso, a cantar… villancicos, lo que toca. Dejémonos de futuros y, eso sí, mirándolo de reojo atentamente, regresemos al presente, que para lo que tenemos que decir, tampoco es cuestión de okupar todo el blog; ¿Qué, encontrándonos en estas fechas? Que gracias, muchas gracias por las más de 40.000 visitas!! ah, y zorionak ta urte berri on! ¡Feliz Navidad!

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