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5/8/14

CONCLUYÓ EL BURLADA BLUES FESTIVAL: ÚLTIMAS CRÍTICAS YA PUBLICADAS


Deshojando la margarita de la lluvia

Conciertos de La Rural Blues Band y Rob Tognoni & band


Fecha: viernes, 1 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias: 1ª jornada de la 8ª edición del Burlada Blues Festival (B. B. F.); asistencia buena. 2 Horas y ¼ de música en directo. Público de ambos sexos y distintas edades que se mostró receptivo.

Que sí, que no –hasta pasadas las 23.30 horas-, finalmente, con 1 hora de retraso sobre el horario previsto, arrancó el Festival de blues de Nafarroa por excelencia. Sin que la lluvia, a pesar de sus reiteradas amenazas durante el día (algunas de ellas materializadas con cierta persistencia) consiguiera aguar la fiesta. Pero no. La noche del viernes salió Cara en la moneda, diciendo la margarita No finalmente al riesgo de chaparrón.
Ante un público que, a una con el inicio de la música, no dudó en hacerse con las posiciones más próximas al escenario (a cielo abierto el mismo, por cierto), los encargados de abrir el cartel fueron la Rural Blues Band, banda que desplegó su desenfadado circo musical con eficacia y acierto: poniendo al mal tiempo buena cara con sus experimentales y desinhibidas reinvenciones en castellano de temas clásicos de Muddy Waters, Chuck Berry, Leadbelly o Peter Green. Con unas adaptaciones… rurales  -como no podía ser de otro modo- cuyo punto álgido vino marcado por la interpretación del Soy minero, de Antonio Molina, con música de una composición de John Mayall. Y de esta forma, a ritmo de castizo rhythm and blues, se hicieron con los favores de los presentes, consiguiendo que entraran en calor.
Con un ojo en el cielo por si las moscas, a continuación compareció sobre las tablas el australiano Rob Tognoni, puro bluesman de esencia que protagonizó un concierto de gruesa impronta rockera. Una actuación en la que el citado, despachando canciones que denotaron alma de blues y cuerpo inequívocamente rockero, lució como la viva personificación del espíritu del rock & roll. Así pues, pura actitud la suya. Pura manera de vivir y de sentir el viejo género, zambulléndose totalmente en el hecho musical.
Marcada por la distorsión y por un punto de suciedad genuinamente premeditado, la  actuación de Rob discurrió por parámetros característicamente setenteros, construidas sus canciones sobre su destreza a las 6 cuerdas, muy a lo Jimi Hendrix, y el gusto del  teclista, el cual se movió como pez en el agua por derroteros sonoros claramente lindantes con los de John Lord, el recordado músico de Deep Purple. Dibujando unos halos sonoros que, cautivadores y psicodélicos –por momentos-, al servicio del sonido de las cuerdas de la guitarra, demostraron ser uno de los puntales de las composiciones, sin fisuras sobre el sólido andamiaje representado por la base rítmica.
De iconoclastas estructuras, diferentes densidades y regusto incluso progresivo por momentos, los temas nunca se nos antojaron lineales, traduciéndose en ocasiones en impactantes y abrasivas nebulosas sonoras creadas y despachadas a conciencia; huyendo de todo tipo de prejuicios y corsés: tan extraños los mismos al rock & blues cuando este es de verdad. Y el facturado por Rob Tognoni demostró serlo, claro que sí.
Finalmente respetó el tiempo y contra viento (lluvia) y marea salió adelante la primera jornada del B. B. F.. Y lo hizo ganas, esfuerzo e ingentes dosis de tesón mediante, con mención especial para el maratoniano trabajo de organizadores y técnicos de sonido; otro gallo cantó el sábado, para desgracia de todos…. 




Pasados por agua

Conciertos de Jimmy Barbatán Blues Band y Boney Fields

Fecha: sábado, 2 de agosto.
Lugar: parque Uranga, Burlata.
Incidencias: 2ª jornada de la 8ª edición del Burlada Blues Festival (B. B. F.); asistencia buena. La velada quedó suspendida a la 1.15 horas por culpa de la lluvia, sin que llegase a actuar Boney Fields.

La suerte que acompañó el viernes al inicio del festival se mostró esquiva la jornada del sábado, no respetando la meteorología el total desarrollo del programa. Dando en esta  ocasión la de arena. Saliendo dicha noche, en resumidas cuentas, Cruz en la moneda, para desesperación de organizadores, público y artistas; para frustración principalmente del estadounidense Boney Fields, afamado trompetista y cantante que no llegó a actuar.
El que sí lo hizo, y por partida triple a lo largo del fin de semana, fue su compañero de cartel, el omnipresente estos días en Burlata Jimmy Barnatán: bluesman de voz negra y rasgada que, de forma tan personal como pasional, aunó desde la tarde del viernes en diferentes sesiones los sonidos del soul, el blues y el rock and roll; ¿desde el viernes, hemos dicho? Sí, pues él fue el encargado de inaugurar una de las novedades de la presente edición del festival: el denominado carril blues, especie de cañada urbana estrenada dicho día por la que, acompañado por un guitarrista, tuvo a bien hacer una ronda por la localidad, dando vida a una experiencia que se repetirá mañana.
En lo que respecta a su concierto del sábado, diremos que acompañado por sus músicos de cabecera, el pequeño gran Barnatán demostró el porqué de su regreso a Burlata por tercera vez en menos de un año, tras triunfar en noviembre pasado y en julio en Black Rose: cosa de la elevada pureza del rhythm and blues, por él facturado; de cómo hilvanó a sus sones notas y compases, dando como resultado unas interpretaciones elegantemente rockerizadas y de muy elevado octanaje. Unas composiciones de hechuras similares a las que ofreció en formato acústico la mañana del domingo, protagonizando en el parque Uranga tras el precipitado final de la noche de dicho sábado una animada sesión vermouth. Precipitado final también para él pese a que actuara cerca de una hora, viéndose abocado como se vio a abandonar el escenario una vez que sobre la medianoche comenzara a llover.
Una hora después de que dicha borrasca amainara (telonera dicha lluvia de la que estaba por llegar), con la amenaza de nuevas precipitaciones cual espada de Damocles sobre los presentes, subió al escenario la banda de acompañamiento de Boney Fields, la Baking Blues Band, formación que prácticamente no tuvo tiempo de nada: para saludar diciendo “Que Dios nos ampare, Burlada” –puesta la vista en el cielo-, brindar un par de temas… y buscar refugio a la vista del comienzo del aguacero. De la desbandada general. En fin. A ver si se asienta la meteorología y este fin de semana no se aguan los conciertos.


‘Tótum revolútum’

Conciertos de Paúl San Martín, Fernando Beíztegui, Big Yuyu Band y James Amstrong

Fecha: viernes, 8 de agosto.
Lugar: casa de cultura de Burlata.
Incidencias: 3ª jornada de la 8ª edición del Burlada Blues Festival (B. B. F.); cerca de 5 horas de música en directo. Asistencia muy buena.

Contra todo pronóstico, las cosas vinieron torcidas desde el principio dicho viernes, comenzando porque, pese a las oscuras previsiones meteorológicas, ni lluvias ni tormentas hicieran amago de presencia, quedando condenado el blues a sonar a cubierto; pasando por una cierta sensación de caos que, sin que se sepa por qué, acompañó al desarrollo de la velada, (hubo momentos en los que no se sabía quién o quiénes estaban tocando ni por qué) y concluyendo con el sonido que acompañó a los artistas hasta la 1.00, muy opaco y apagado. Incidiendo para terminar esta primera valoración en la falta de sonido –más bien- que deslució los pases de Paúl San Martín, al piano; Fernando Beíztegui, a la guitarra (en acústico ambos, ¿a quién se le ocurrió la idea de arrancar así, siendo viernes y derrochando ganas de fiesta el personal?) y de la Big Yuyu Band, banda que compareció en formato trío (pese a estar anunciada como más numerosa; con teclados y ‘potente sección de metales’), y que ofreció dos pases: uno, de 1 hora, ellos solos, y un segundo como backing band de James Amstrong, sesión que se alargó desmesuradamente. Hasta las 4.00 horas.
La noche arrancó con sorpresa; con la comparecencia en solitario del donostiarra no anunciado Paúl San Martín, quien durante ½ hora demostró que con el piano también se puede tocar  blues. Genuino y de contrastado regusto, poniendo a bailar sus dedos las teclas del piano haciendo gala de pasión y maestría: lo mismo que hicieron a continuación los dedos del granadino Fernando Beíztegui con las cuerdas de su guitarra, completando 20 minutos en solitario recibidos por el público con cierta división de opiniones pese a los aplausos. Quedando flotando en el ambiente la sensación de que nadie sabía concretamente qué estaba pasando. Ni qué iba a pasar. Por ejemplo, si Beíztegui, quien protagonizara el jueves una actuación no prevista en el Ostarte y la kalejira por el carril blues dicho viernes, iba a tocar posteriormente o no en eléctrico junto con la banda de respaldo, no quedando disipadas las dudas hasta bien entrada la actuación de la Big Yuyu Band. Hasta que, varios temas después de que empezaran, comprobásemos por la vía de los hechos que los citados estaban ofreciendo  un concierto propio. Y así lo hicieron durante cerca de 1 hora, bajo un sonido, las cosas como fueron, pobre de solemnidad. Triste hasta decir basta. Y no por culpa del equipo de la sala ni de los técnicos: cosa de que se presentaran sin backline –más bien-, para desesperación de la organización.
Finalmente, para sorpresa de todos, una vez concluido su pase retornaron al escenario, respaldando junto con el pianista que actuó en primer lugar al californiano James Amstrong. Y de manos de la voz y la guitarra del veterano bluesman diremos que se enderezó la noche. Y el sonido –curiosamente-, con su guitarra, con voz y brillo propio, poniendo luz a la oscuridad. Iluminando el último tramo de la jornada con el brillo de unas canciones que, de regusto genuinamente sureño, cautivaron totalmente a los presentes, quedando el respetable más que resarcido tras su concierto; tras una actuación de ¡3! horas de duración...



Derrochando altos vuelos y nivel

Conciertos de Tonky Blues Band y A Contra Blues

Fecha: sábado 9 de agosto.
Lugar: casa de cultura de Burlata.
Incidencias: 4ª jornada de la 8ª edición del Burlada Blues Festival (B. B. F.); asistencia buena. Más de 3 horas de música en directo.

Finalmente La Tonky Blues Band y los A Contra Blues dieron la de cal el sábado, poniendo un brillante broche final a la actual edición del B. B. F; ciclo desarrollado de forma un tanto accidentada en general por causa de las amenazas y las previsiones meteorológicas –principalmente-, no saliendo las cosas totalmente a pedir de boca salvo en esta última jornada: obviando, claro está, que los músicos, por si acaso, se viesen abocados a tocar por segundo día bajo techo.
Con ¾ de hora de retraso sobre el horario previsto, la música se hizo blues de manos de los aclamados y reconocidos Tonky Blues Band, cuarteto con 25 años de historia a sus espaldas que, liderado por el referencial Tonky de la Peña, hizo que los presentes disfrutasen de la noche desde el principio. Desenfadadamente. Y vaya que si gozaron, haciendo suyas las melodías de cuantas composiciones sonaron durante la hora y ¼ de concierto; durante los 75 minutos de una actuación que giró todo el tiempo alrededor del mejor rhythm and blues, rindiendo total pleitesía al sonido de Chicago. ¿Aspectos a destacar? La presentación y ejecución del repertorio, luciendo las composiciones perfectamente engarzadas, con la banda ejerciendo de perfecta locomotora a la hora de sacarlas adelante; tirando de las mismas con solvente poderío.
Y así, con igualmente con contrastada fuerza sobre el escenario, lucieron igualmente los A Contra Blues, una de las sorpresas de la noche y, si se nos apura, del festival. Ganadores de la 4º edición del European Blues Challenge, celebrado en Riga, Letonia, los catalanes con cantante gasteiztarra al frente hicieron lo que quisieron durante cerca de las 2 horas en las que fueron los amos de las tablas, brindando un concierto, dejando entrever una concepción del blues tan heterodoxa y rupturista como sugerente; comenzando y terminando por las sendas del swing y el rockabilly, resultando su propuesta de lo más atractiva para los asistentes. 

El concierto de A Contra Blues, viento a favor a toda vela, alternó interpretaciones de temas propios y versiones, destacando por encima de todo la voz del vocalista. Mostrando a las claras todo el tiempo dicho músico, también guitarrista, una capacidad poco menos que innata para cantar lo que quisiera. Incluso para hacer una versión de un tema como En el lago, de Triana, tan complicado –se supone- para una banda de un estilo tan definido como el blues, dando lugar dicho acto de valentía a uno de los momentos más iconoclastas de la noche: de una actuación marcada por el valor –en todos los sentidos- de los músicos y por los sonidos de un blues, llegados a este punto, riquísimo en todo tipo matices: incluso tintados de aires flamencos y psicodélicos, como acabamos de contar. ¿Valientes los músicos, hemos dicho? Sí, toda vez que hay que serlo para acudir a festivales como este con un repertorio como el suyo, siendo el blues  tan cerrado y poco dado a innovaciones como es. Pero ellos, inasequibles a todo -pongámoslo en negro sobre blanco-, osaron salirse del camino y triunfaron, damos fe. Al igual que sus compañeros de cartel dicho sábado. ¿Cómo? derrochando altos vuelos y nivel.

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