MARTXA, MARTXA CON NUESTRA FANFARRE!! (QUE USTEDES LO PASEN BIEN) )

11/11/15

criticARTE NOVIEMBRE: EL TREN, PABLO UND DESTRUKTION, DIABULUS IN MUSICA Y APOCALYPTICA, PARA EMPEZAR!!

‘Chou chou’ llega el Tren

Concierto de El Tren

Fecha: sábado, 21 de noviembre.
Lugar: Café Bar Bigaroa, Errotxapea.
Intérpretes: El Tren, banda integrada por Diego, a las guitarras y a la voz, Juantxo, al bajo y a los coros, Patxi, a las guitarras, y Kiki a la batería.
Incidencias: concierto de presentación de 40º, nuevo CD de la banda. Hora y ½ de duración. Lleno, público de todas las edades receptivo y participativo.

Surgidos a principios de los 90 a la vera de los raíles de la avenida de Gipuzkoa, a toda máquina desde que retornaran trayectoria en 2010 tras permanecer varios años en vía muerta, El Tren, grupo bandera del barrio de la Estación, se detuvo nuevamente en Bigaroa, su apeadero en Errotxapea por excelencia. Y lo hizo con motivo de la presentación de un nuevo CD, trabajo integrado por 8 canciones concebidas lírica, musical y espiritualmente sobre los patrones del rock callejero de los 80: Leño, Los Suaves, Barricada… grupos cuya concepción del rock, entendido como banda sonora de los barrios (urbano dicho rock –si se quiere-, nunca de urbanización) caló, y cómo, en Santa Engracia.
Con renovada tripulación al frente (de quienes completaron la formación original únicamente siguen Patxi y Diego, siendo la de Juantxo la más reciente incorporación), el rock atemporal de El Tren se plasmó por medio de las canciones de las dos grabaciones con que cuentan, con preferencia de paso para las nuevas, dejando entrever las mismas alta voracidad y, en materia sonora, unas muy altas prestaciones. Ser de verdad, erigidas sobre esa concepción del género que, necesariamente, recuerda a los rockeros de dónde vienen: imprescindible lo dicho para saber a dónde se va. Y si no, mal.
Y todo ello, ante un local repleto de personas; con los pasajeros –rostros repletos de satisfacción-  dispuestos a disfrutar felizmente del viaje: un público que incluso saludó alguna de las interpretaciones secundando la música con gritos de “Queremos El Tren, no queremos AVE”. Y, no podemos ignorarlo, con los legendarios Patxi y Diego al frente tirando de la locomotora con la ilusión del primer día; viendo cómo se sigue haciendo realidad su sueño de pilotar una banda de rock & roll: los sueños de dos músicos que forman parte de ese exclusivo grupo de rockeros locales no suficientemente valorados, a tenor de su trayectoria y de cómo han contribuido al rock. A forjar, en nuestra tierra, el día a día del género. Su historia, haciendo sonar ambos sus guitarras sin innecesarias demostraciones. Al servicio siempre del recorrido de la canción: de unas composiciones que durante el tiempo que duró el concierto, sin fisuras, recorrieron parajes a diferentes velocidades, conformando un repertorio erigido sobre temas propios defendido con total dignidad y gallardía.
De largo recorrido en el tiempo pese a su vocación de cercanías, poso, solera y sabor, El Tren demostró seguir ahí con sus renovados argumentos con forma de canciones, surcando el siglo XXI plantando cara en materia de rock al AVE, al TAV, al TAP y a cualquiera que sea la denominación que se ponga por delante: El Tren, formación llamada así en homenaje a la canción de Leño y a su lugar de procedencia. Ya se le escucha llegar. ¡Viajeros, al tren!


‘GPS’ destino Pamplona

 Concierto de Pablo und Destruktion


Fecha: viernes, 20 de noviembre.
Lugar: Café Zentral Teatro, Iruñea.
Intérpretes: Pablo und Destruktion, a la guitarra y a la voz, acompañado por La Tribu del Trueno. Como teloneros se contó con La Prima de Riesgo.
Incidencias: concierto enmarcado en la iniciativa GPS. Presentación de Vigorexia emocional, tercer álbum del artista. Asistencia discreta, público que mostró curiosidad. Hora y10 minutos de duración en total. 



La 5º edición de la iniciativa GPS-Girando por salas condujo hasta Iruñea a Pablo García & Pablo und Destruktion, artista con años a sus espaldas tratando de emerger (más que ‘emergente’) que, reivindicando identidad artística con personalidad e impronta propia, ofreció un interesante concierto en Zentral; una actuación que desde ningún prisma pasó desapercibida, articulada sobre interesantes bombas sonoras de emocionales intensidades y calibres.
Los primeros en subir a la tarima fueron La Prima de Riesgo, banda local que aprovechó  presencia en el parquet para rodar sus canciones: erigidas las mismas sobre pinceladas musicales llenas de buenas intenciones, desenfado y sabor a rock sureño, música de inspiración sixtie, pop a medio camino entre lo naif y lo kitsch... Unas composiciones cantadas en castellano y de letras muy personales que encontraron el nihil obstat de los presentes.

Pablo García, detonante y a un tiempo detonador de su alter ego Pablo und Destruktion, hizo gala desde el principio de haber recalado en Zentral presto a defender con uñas,  explosivo corazón y dientes una propuesta artística… De alcance: construida sobre pasionales atmósferas de envolventes densidades y calado al servicio de una concepción del rock alternativo curiosa, cuando menos. Forjada sobre una muy personal aleación de espíritu bluesero, psicodelia y folk de autor, apasionadamente plasmada en cuantas composiciones ¿sonaron? No, atronaron Zentral –directamente- de manos de su voz. Y todo ello exquisita y demoledoramente defendido por una banda que lució cómplice y conjuntada, La Tribu del Trueno, formación en la que brilló con luz propia el músico encargado de tocar la viola, aportando singularidad sonora a los temas. A unas composiciones, así las cosas, difícilmente clasificables. Totalmente alejadas de los parámetros al uso, conformando en su conjunto un hecho musical al servicio de la intensidad y la pasión; de generarlas y expandirlas, cautivando con dichos puntales a los presentes: principalmente la canción detonada en penúltimo lugar, con Pablo, fuera de sí y del escenario, haciendo gala de su apellido artístico recorriendo la sala micrófono en mano. Haciendo ver que lo suyo iba totalmente en serio, por si alguien, a estas alturas, albergase alguna duda: un artista este que, vayamos concluyendo, demostró ser un mundo en sí mismo. Un terremoto con epicentro en sus canciones. Pura entrega y actitud a la hora de construirlas. La personificación de las mismas –directamente-. Y sí, gustó y gustaron. Cautivó y cautivaron al respetable plenamente. Habrá que seguir su evolución.


Sueños que se hacen realidad

Concierto de Diabulus in Musica

Fecha: sábado, 14 de noviembre.
Lugar: auditorio Baluarte, Iruñea.
Intérpretes: Diabulus in musica, formación integrada en directo dicho sábado por Zuberoa Aznárez, a la voz, Gorka Elso, a los teclados y a la voz, Odei Ochoa, al bajo, Alexey Kolygin, a las guitarras, y David Carrica, a la batería, acompañados por la Coral de Cámara de Navarra y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Navarra.
Incidencias: 
concierto de fin de gira de Diabulus in Musica, enmarcado en la temporada Encantando 2015. 1 Hora y ½ de  duración, bises aparte. Alrededor de mil personas, público de ambos sexos y diferentes edades que se mostró entusiasmado.

Formados en 2006, enraizados en la tradición del heavy metal local -con cautivador toque épico y sinfónico como plus-, Diabulus in Musica la armaron de manos del concierto ofrecido, más, muchísimo más que un concierto: una actuación espectacular en todos los sentidos en la que el quinteto, perfectamente escoltado por las voces de la Coral de Cámara y las notas musicales de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música, rayó a gran altura. Rozando –si no consiguiendo- la perfección. Satisfaciendo con un repertorio muy equilibrado, con claro protagonismo para los temas de mayores posibilidades orquestales, al respetable: a la multitud que abarrotó la sala principal de Baluarte, un gentío que, enardecido por las sensaciones recibidas, incendió con sus aplausos el ambiente después de todas las interpretaciones.

Tras un respetuoso minuto de silencio en recuerdo de los inocentes asesinados la víspera en París; respaldados los músicos -al abrigo de tan espectacular ejercicio de producción-   por el casi centenar de artistas implicados, el quinteto brindó su arte desde la línea delantera del escenario, quedando flanqueados bajista y guitarrista por baterista y teclista a derecha e izquierda, Zuberoa en la parte central. Quedando desde el arranque los citados, cosa del buen hacer de la orquesta, bañados por la vertiente más sinfónica de sus partituras, quebradas dichas atmósferas siempre que fue menester por la música característica del grupo, a caballo entre el heavy y el trhash-metal: perfectamente plasmados dichos pilares por las voces de Zuberoa y Gorka, representando ambas, si se nos permite, las de la bella y la bestia. Con la vocalista, por lindes cercanas a la lírica, denotando seguridad y comodidad al frente de los suyos. De cuantos coparon el escenario en su totalidad, invitados incluidos: John, de Enphental, a las voces; Alex, quien fuese miembro del grupo, a la guitarra acústica dando vida a una intimista composición mano a mano con la citada; y Adrián y Xabi, también componentes de Diabulus in Musica en el pasado (actualmente en Sonic Toys los tres últimos citados),  a las guitarras y a la batería en otra composición, camino del final. En resumidas cuentas, detonando los músicos en su conjunto consistentes mareas sonoras ora más metálicas, ora sinfónicas, sin colisionar las mismas entre sí. Fundiéndose más bien; conviviendo con majestuosidad durante todo el concierto, lejos de estridencia alguna.
Y todo ello, bajo un espectáculo de luces a la altura, en la mejor de las compañías posibles, la de la Coral dirigida por David Guindano y la de Orquesta Sinfónica, bajo la batuta de Vicent Ejea: como siempre en su fuero interno soñaron Gorka y Zuberoa –probablemente-, comprobando de primera mano los citados que el camino por ellos recorrido ha merecido la pena, en verdad.
Llegados a este momento, ¿qué más añadir? Que nos agrada ver  grupos como Diabulus in Musica, a los que prácticamente hemos visto nacer, protagonizando gestas como esta; poniendo semejante pica en Baluarte: fuera de cualquier duda, desde dicho sábado, su particular Flandes. Grande el espectáculo vivido, así pues. La constatación de que los sueños, en ocasiones, se hacen realidad.


Contundencia, magia, virtuosismo

Concierto de Apocalyptica


Fecha: domingo, 1 de noviembre.
Lugar: Café Zentral Teatro, Iruñea.
Intérpretes: Apocalyptica, formación integrada en directo por Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen y Pertu Kivilaakso, a los chelos; Franky Pérez a la voz; y Mikko Sirén, a la batería. Como teloneros se contó con Tracer.
Incidencias: presentación de Shadowmaker, 8º disco de la banda. Lleno, público participativo, de toda edad y condición. Hora y 1/2  de duración, bises incluidos.


En un día tan atípico como un domingo, Apocalyptica arrasaron en Zentral, dejando claro el porqué de la expectación suscitada en Iruñea por el presente concierto; ¿cómo? Aunando a la perfección magia, contundencia y virtuosismo. Demostrando ser uno de los actuales nexos de unión entre el heavy metal y, si no con la música clásica directamente, sí con una de su más electrizante concepción. Y es que el medio, esto es, el uso de unos instrumentos determinados (los chelos en este caso), no tiene por qué condicionar el fin, tocar música metálica. Y todo ello sin perder las canciones energía ni sonoridad en directo. Sin que nada chirriase. Dando a entender Apocalyptica, en resumidas cuentas, que es posible tocar incluso thrashmetal con instrumentos propios de la música clásica -más bien-, si es que en los presentes tiempos puede hablarse en dichos términos: dando a entender qué instrumentos son los más apropiados (o propiedad) de cada estilo, algo que, perdonen los puristas, creemos trasnochado.
La velada arrancó de manos de Tracer, impulsivo power trío al que casi no vimos, toda vez que comenzaron antes de lo inicialmente previsto; eso sí, su manera de plasmar el hard rock convenció, a tenor de cómo quedó la sala: convertida en una incandescente caldera. A punto de caramelo para los cabezas de cartel, quienes, en medio de un ambiente propio de las grandes citas; bajo una cuidada puesta en escena y un espectacular despliegue luminotécnico,  ofrecieron un show para no olvidar.
El concierto de Apocalyptica alternó temas cantados (qué voz la del cubano Franky) y otros de naturaleza instrumental, así como señeras –y esperadas- versiones con composiciones propias. Sobre la totalidad de los temas ofrecidos diremos que las interpretaciones, estando de por medio dos maneras de entender la música como estas, el heavy metal y la música clásica (tan próximas en lo relativo a perfeccionismo y virtuosismo), hicieron gala de generosa duración y desarrollo, demostrando los chelistas ser apasionados, consumados y avezados maestros de sus instrumentos. De unos chelos a cuyas cuerdas sacaron fuego con sus arcos –más que chispas solamente-, consiguiendo lo que los más reconocidos guitarristas con sus púas: dar vida a incendiarios e increíbles ‘punteos’. Y, evidentemente, con sus ribetes ya clásico-sinfónicos, ya metaleros y thrash-metaleros, los temas convencieron a los presentes, a un público que dio palmas, bramó de satisfacción en los momentos álgidos, inmortalizó con sus móviles los mismos y coreó los estribillos más conocidos de cuantas versiones sonaron; de temas como Nothing else mothers o Seek & Destroy, de Matallica; Refuse/Resiste, de Sepultura o, ya en los bises, del One, de Matallica, materializadas mediante pasajes sonoros de increíble regusto y factura. Grandes, a la altura de la expectación creada, triunfaron Apocalyptica en Zentral.


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